Estamos viviendo un momento alucinante. Quizás lo más parecido fue cuando Kodak puso al alcance de todos la posibilidad de poseer una cámara pero aún así las películas y el revelado tenían un coste y la difusión de las fotografías era limitada en el ámbito doméstico al álbum familiar, y en el profesional a medios, libros o exposiciones.
Hoy en día la creación de imágenes es infinita y la difusión de cualquier usuario da la vuelta al mundo en segundos. Y aún no hemos visto nada.